A partir del día 1 de septiembre de 2018 se prohíbe la fabricación de bombillas halógenas, según la aplicación de una directiva de la Unión Europea. Reglamento 2015/1428 de la Comisión.
Esta aplicación afecta a la prohibición de la fabricación, pero se pueden comercializar hasta acabar con el stock.
Esta medida es una continuación de la estrategia fijada en el protocolo de Kioto, que estableció una serie de medidas para paliar las emisiones de gases que producen el efecto invernadero, con el objeto de conseguir una iluminación más eficiente y sostenible.
Las bombillas halógenas tendrán como sustitutas las bombillas LED. Consumen menos, son ecológicas, no se calientan tanto y duran mucho más. Es una tecnología más limpia y económica a largo plazo. Esto supone un ahorro considerable en electricidad ya que consumen un 90% menos que las halógenas.
La prohibición estaba prevista para septiembre de 2010, pero se aplazó ya que la tecnología LED no estaba aún preparada.
Es cierto que, de momento, las bombillas LED tienen un coste más elevado, pero está previsto que al aumentar la oferta bajen los precios. En los últimos 6 años ha bajado su precio hasta en un 83%.
Para ahorrar hay que saber escoger la bombilla adecuada. Para ello tenemos que mirar la etiqueta energética. Escoger siempre las que son de clase A. No escoger la bombilla por su potencia (en W), sino por la cantidad de luz que se mide en lúmenes.
